Creemos que nuestra instalación electrica es eficiente, sin embargo, mucha gente desconoce que buena parte del consumo de energía se desperdicia.
Este desperdicio eléctrico esta causado generalmente por la disipación de calor de los cables de una instalación eléctrica.
Instalación eléctrica mal dimensionada
Desperdicio causado tambien por circuitos mal dimensionados, que pasan a trabajar sobrecargados en función del aumento de equipamientos eléctricos y electrónicos, del uso de materiales inadecuados e incluso, de la compra de productos más baratos.
Un circuito mal dimensionado, o sea, con tamaño de cable inferior al necesario, o el uso de productos y equipos fuera de las normas, son los principales factores que generan un desperdicio de energía de incluso 40%.
Peor que eso: pueden causar graves accidentes e incendios.
Cabe recordar que en tiempos de racionamiento, no basta sólo con comprar equipos que consumen poca energía o cambiar todas las bombillas de la casa.
Si su instalación eléctrica está sobrecargada, ciertamente estará desperdiciando energía. En este caso, se juega un recurso que no será reciclado.
Desperdicio de energía
El desperdicio de energía es un problema que tiene dos causas principales: ineficacia de los procesos, instalaciones y equipos y un uso irracional de la energía.
Una de las consecuencias de la ineficacia en procesos, instalaciones y equipamientos es el aumento de las pérdidas por efecto Joule (I²x R).
Esas pérdidas son función de la corriente y la resistencia y ocurren en transformadores, sistemas de transmisión y distribución, circuitos terminales y motores, generalmente por operar fuera de las condiciones del proyecto, debido a modificaciones realizadas en las instalaciones a lo largo del tiempo.
Algunas de las causas son arreglos mal hechos, utilización de materiales de mala calidad (cables de baja calidad, materiales eléctricos hechos de metales ferrosos bañados en cobre o latón).
El uso irracional de energía es consecuencia de malos hábitos y acciones.
Como ejemplos podemos citar la costumbre de dejar la luz encendida o mantener equipos electrónicos conectados sin necesidad, el uso de alargadores, el ajuste de aparatos de aire acondicionado a temperaturas innecesariamente bajas.